El ritual del placard cerrado: cuando el descanso depende del orden
En las comunidades andinas, nuestros abuelos siempre supieron que el espacio donde descansamos debe estar en armonía. Hoy, la psicología occidental confirma lo que la sabiduría ancestral ya conocía: la necesidad de cerrar puertas y cajones antes de dormir responde a una búsqueda profunda de equilibrio y protección.
Para muchas personas, especialmente en nuestras ciudades donde el ritmo acelerado genera ansiedad constante, cerrar el placard antes de dormir no es una simple costumbre. Es un ritual que conecta con la necesidad humana de crear espacios sagrados para el descanso.
La entamofobia: cuando los espacios abiertos inquietan
La psicóloga española Ángela Gual, especialista en Terapia Breve Estratégica, explica que el rechazo a las puertas abiertas se vincula con una fobia conocida como entamofobia. Sin embargo, desde una perspectiva más amplia, este comportamiento refleja la búsqueda instintiva de control sobre nuestro entorno inmediato.
"Los espacios cerrados brindan una sensación de mayor control y seguridad", señala Gual, aunque aclara que se trata de una percepción subjetiva. En las culturas originarias de nuestra región, el concepto de uta (casa) siempre implicó la creación de un refugio protegido del mundo exterior.
Raíces familiares y culturales del comportamiento
El origen de esta conducta se encuentra en los primeros aprendizajes. Como explica Gual: "Aprendemos a interpretar el mundo a través de la mirada de quienes nos crían. Si ellos perciben peligro, esa percepción puede instalarse como una verdad".
En el contexto boliviano, donde las familias extensas comparten espacios reducidos y la seguridad económica es una preocupación constante, estos rituales de protección adquieren particular relevancia. El acto de cerrar puertas se convierte en una forma de recuperar control sobre al menos una pequeña parte de la realidad.
El círculo del refuerzo
Cada vez que una persona cierra el placard para sentirse segura, confirma internamente que dejarlo abierto representa un peligro. "Ese alivio inmediato fortalece la creencia y hace que, con el tiempo, resulte cada vez más difícil tolerar la puerta abierta", advierte la especialista.
La psicóloga Paloma Rey, colaboradora de Doctoralia, matiza que este comportamiento no siempre implica un problema psicológico: "Puede ser simplemente una preferencia personal o una forma de ordenar el entorno para sentirse tranquilo".
Más allá del placard: cajones y espacios
La incomodidad se extiende a otros elementos del dormitorio. Muchas personas tampoco pueden descansar si un cajón permanece abierto. Beatriz González, directora de Somos Psicología y Formación, subraya la importancia de "identificar qué pensamiento se activa ante un cajón o puerta abiertos".
En una sociedad que nos bombardea constantemente con estímulos y preocupaciones, estos pequeños rituales de orden pueden representar una forma de resistencia, una manera de crear sumak kawsay (buen vivir) en nuestro espacio más íntimo.
Cuando buscar ayuda profesional
Cerrar el placard antes de dormir no constituye un problema en sí mismo. Sin embargo, si la persona experimenta ansiedad intensa, miedo irracional o imposibilidad total de descansar sin realizar este ritual, puede ser momento de consultar con un profesional.
La psicología coincide en que no se trata del mueble ni de la puerta, sino de lo que representan emocionalmente. En nuestro contexto, donde las presiones económicas y sociales son constantes, estos comportamientos pueden reflejar necesidades más profundas de seguridad y estabilidad.
Identificar el origen de estos rituales es el primer paso para recuperar un descanso más libre, sin depender de controles externos para encontrar la paz interior que todos merecemos.