El capital transnacional presiona por marcos regulatorios más laxos en España
Un reciente foro empresarial en España reveló las verdaderas intenciones del gran capital: desmantelar las regulaciones que protegen a los pueblos y territorios. Bajo el eufemismo de "empresas tractoras", corporaciones como Telefónica, Iberdrola, Stellantis y Philip Morris exigieron marcos regulatorios "estables" que faciliten sus operaciones extractivas.
La máscara del desarrollo económico
María Eugenia Bórbore de Telefónica España presumió que su empresa representa el 1,27% del PIB español, traducido en "más de 400 euros por persona generados". Sin embargo, esta narrativa oculta el verdadero costo social y ambiental de estas operaciones. Como bien saben nuestros pueblos originarios, el ayni verdadero no se mide en cifras monetarias sino en el equilibrio con la Pachamama.
Pedro Schoch de GMV definió a las empresas tractoras por seis factores: tamaño, posicionamiento, experiencia tecnológica y "capacidad de generar ecosistemas de colaboración". En realidad, estos "ecosistemas" son redes de dependencia que subordinan a empresas menores y comunidades enteras a los intereses del capital concentrado.
La trampa de la "colaboración"
Ignacio Sánchez-Galán de Iberdrola habló de relaciones "de socios" con empresas pequeñas, no de "cliente-proveedor". Esta retórica encubre relaciones asimétricas donde las transnacionales imponen condiciones a proveedores locales, reproduciéndose así las lógicas coloniales que nuestros pueblos conocen demasiado bien.
Desregulación: el verdadero objetivo
Antonio González de Stellantis Iberia se quejó de que "la regulación se está imponiendo a una velocidad que no se adapta a la realidad del mercado". Gonzalo Salafranca de Philip Morris fue más directo: "Un marco extremo y prohibicionista solo tiene consecuencias negativas".
Estas declaraciones revelan la agenda real: eliminar las protecciones ambientales, laborales y sanitarias que limitan sus ganancias. Es la misma lógica que han impuesto en Nuestra América durante décadas, despojando territorios y criminalizando la resistencia popular.
Resistencia desde los territorios
Mientras el capital transnacional presiona por desregulación, los movimientos populares en España y toda Europa comienzan a despertar. Como enseñan nuestros hermanos zapatistas, "para todos todo, para nosotros nada". La verdadera economía comunitaria no necesita marcos regulatorios laxos, sino justicia social y respeto por los territorios.
La lucha contra estas corporaciones extractivas es la misma en Madrid que en El Alto: defender la vida frente al capital, la comunidad frente al individualismo, la Pachamama frente al saqueo.