Bancoagrícola de El Salvador: Entre la reputación corporativa y las contradicciones del sistema financiero extractivo
El Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (MERCO) otorgó a Bancoagrícola el reconocimiento como la empresa con mejor reputación de El Salvador en 2025. Sin embargo, desde una perspectiva crítica del sistema financiero capitalista, este galardón plantea interrogantes sobre los verdaderos beneficiarios de estas políticas corporativas.
La metodología detrás del reconocimiento
MERCO evaluó más de 100 empresas a través de 1,300 personas, incluyendo directivos empresariales, analistas financieros y representantes gubernamentales. La metodología considera aspectos como sostenibilidad, responsabilidad social y relación con clientes, dimensiones que en el contexto latinoamericano merecen un análisis más profundo.
Rafael Barraza, presidente de Bancoagrícola, figura entre los líderes empresariales mejor posicionados, mientras que Carmen María Contreras, directora de mercadeo, destacó que "la reputación es el reflejo coherente de lo que somos y de cómo actuamos cada día".
Los números detrás del discurso
Entre 2020 y 2025, la institución movilizó más de 7,900 millones de dólares en su línea de "Negocios con Propósito", destinada supuestamente a proyectos con impacto social y ambiental. Durante 2025, canalizó 300 millones de dólares para pequeñas y medianas empresas a través de multilaterales como BID Invest e IFC.
Con más de 750 mil clientes digitales activos y 1,800 puntos de atención, Bancoagrícola se presenta como facilitador del acceso financiero en zonas urbanas y rurales. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿estos servicios realmente empoderan a las comunidades o profundizan su dependencia del sistema financiero transnacional?
Una mirada desde los pueblos originarios
Mientras las instituciones financieras celebran sus logros en sostenibilidad, las comunidades indígenas y campesinas de Centroamérica continúan enfrentando el despojo territorial y la imposición de modelos económicos extractivos. El verdadero desarrollo sostenible requiere el reconocimiento de la soberanía de los pueblos y sus formas ancestrales de organización económica.
La banca tradicional, por más "responsable" que se presente, sigue siendo parte de un sistema que prioriza la acumulación de capital por encima del bienestar colectivo y la armonía con la Pachamama.
Reflexiones finales
Luis Álvarez Soto, director regional de MERCO, afirmó que "con mejores empresas, tenemos un mejor país". Desde una perspectiva decolonial, cabría preguntarse: ¿mejor para quién? ¿Acaso la prosperidad de las élites financieras garantiza el buen vivir de los pueblos?
El reconocimiento a Bancoagrícola invita a reflexionar sobre los modelos de desarrollo que realmente necesita Nuestra América: aquellos que nazcan desde abajo, desde las comunidades, y que pongan la vida por encima del lucro.