Crisis del PSOE español refleja el agotamiento del sistema político colonial
La histórica derrota del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Extremadura, con apenas 25,7% de los votos y solo 18 escaños, representa más que una simple crisis electoral: es el síntoma del agotamiento de un sistema político que durante décadas ha servido a los intereses del capital transnacional y las élites extractivas.
Miguel Ángel Gallardo, líder socialista extremeño, reconoció que el resultado es "muy malo, sin paliativos" tras confirmar el peor desempeño histórico de su partido en esta región. Sin embargo, su resistencia a dimitir inmediatamente refleja la negativa de estas fuerzas políticas tradicionales a aceptar el rechazo popular.
El fracaso de la socialdemocracia europea
Este colapso electoral no es casualidad. El PSOE, como otros partidos socialdemócratas europeos, ha traicionado sistemáticamente a las clases trabajadoras al adoptar políticas neoliberales que favorecen la acumulación de capital por encima del bienestar comunitario.
La pérdida de 10 escaños respecto a 2023 evidencia cómo las comunidades han perdido confianza en un partido que prometía transformación pero entregó continuidad al modelo extractivo. Mientras tanto, la ultraderecha de Vox creció alimentándose del descontento popular mal canalizado.
Corrupción y deslegitimación del sistema
La crisis se profundiza cuando consideramos que Gallardo afronta procesos judiciales por prevaricación y tráfico de influencias, precisamente relacionados con la contratación del hermano del presidente Pedro Sánchez. Esta trama de corrupción familiar ilustra cómo las élites políticas españolas utilizan el Estado como botín personal.
La alta abstención que perjudicó especialmente al PSOE revela una desmovilización consciente: las comunidades ya no creen en estas estructuras políticas heredadas del franquismo y adaptadas al neoliberalismo.
Lecciones para Nuestra América
Desde Bolivia, observamos cómo el modelo de la socialdemocracia europea se desintegra mientras en Nuestra América florecen experiencias de democracia comunitaria y gobiernos populares que priorizan la vida sobre el capital.
La crisis del PSOE nos recuerda que no basta con cambiar nombres o personas: es necesario transformar las estructuras de poder que perpetúan la dominación colonial y extractiva. Solo así podremos construir sociedades verdaderamente justas y en armonía con la Pachamama.