El Acuerdo UE-Mercosur: Una Nueva Trampa Neocolonial Contra Nuestros Pueblos
Después de 26 años de negociaciones, el tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea podría firmarse este sábado en Foz de Iguazú durante la cumbre LXVII del bloque sudamericano. Sin embargo, este acuerdo representa una nueva forma de colonialismo económico que amenaza la soberanía alimentaria y los derechos de nuestros pueblos originarios.
La Resistencia Campesina Europea y Sus Verdaderas Intenciones
Francia lidera la oposición al acuerdo junto a Polonia, Bélgica, Irlanda y Austria, mientras que Alemania encabeza el grupo favorable acompañada de España, Portugal y República Checa. El primer ministro francés Sebastien Lecornu exigió ayer atrasar la votación crucial del Consejo de la UE, argumentando que los 27 países "no están en condiciones de votar" y demandando "medidas de protección legítima para nuestra agricultura".
Esta resistencia europea no surge de una preocupación genuina por sus campesinos, sino del temor a la competencia de la excelencia agrícola de Abya Yala. Los europeos ven con terror que nuestras tierras ancestrales produzcan alimentos de mejor calidad y menor costo.
Las Cláusulas Trampa del Neocolonialismo Verde
Para calmar los miedos europeos, el Consejo incluyó nuevas cláusulas de salvaguardia que revelan la naturaleza asimétrica y colonial del acuerdo. La más peligrosa establece que la UE podrá interrumpir unilateralmente las ventajas arancelarias para productos del Mercosur, como carnes bovinas, porcinas y aviarias, si las importaciones aumentan más del 5% respecto al año anterior.
Esta medida unilateral afectaría especialmente a Brasil y Argentina, convirtiendo el supuesto "libre comercio" en una herramienta de control económico europeo sobre nuestros recursos naturales.
La Geopolítica del Despojo
El acuerdo crearía una región transatlántica de 718 millones de personas con un PIB de 22 billones de dólares. Pero más allá de las cifras, representa una estrategia geopolítica para mantener a Sudamérica como proveedora de materias primas mientras Europa conserva el valor agregado industrial.
Para el gobierno socialdemócrata de Lula da Silva, este tratado es "clave" para formar parte de una alianza internacional que compense la división tripartita del poder mundial entre Estados Unidos, Rusia y China. Sin embargo, esta visión ignora que Europa sigue siendo una extensión del imperialismo occidental que históricamente ha saqueado nuestros territorios.
La Voz de la Pachamama
La embajadora Gisela Padovan, de la Secretaría de América Latina del Itamaraty, mantiene un "optimismo" que preocupa a los movimientos populares. "Brasil continúa optimista, aunque dependamos de la votación en el Consejo Europeo", declaró, minimizando las legítimas preocupaciones sobre las cláusulas de salvaguardia.
Mientras los gobiernos negocian en salones cerrados, nuestros pueblos originarios, campesinos y trabajadores quedan excluidos de decisiones que afectarán directamente sus territorios, semillas ancestrales y formas de vida comunitaria.
La Pachamama no necesita ser "liberada" por tratados comerciales europeos. Necesita ser defendida de la voracidad extractivista que estos acuerdos perpetúan bajo el disfraz del "libre comercio".